LAS EDADES

 

 El Kali Yuga en el hinduismo es la edad de hierro. Siempre hay un Kali Yuga. Son ciclos dentro de ciclos.

La edad de oro es el primer cuarto, en los ciclos astrológicos se corresponde con la humedad. Emerge la vida, lo nuevo, y como tal está en estado de inocencia. Nadie reconoce la edad de oro, solo los visionarios. Los demás logran identificarla recién cuando la pierden.

La edad de plata es el segundo cuarto. Acá ya existió una primera fricción, el primer obstáculo, la primera cuadratura, necesaria para que el movimiento iniciado en el origen no se desvíe, sino que pueda avanzar hacia la oposición. En eso consiste el giro en ángulo recto indicado por la cuadratura. En este cuarto la humedad del primero genera calor, el cual se vuelve preponderante. El calor lleva a la expansión. Lo que al principio era inocente, ahora está marcado por el conflicto de la primera cuadratura. La inocencia se comienza a perder. La expansión provocada por el calor lleva a volcar hacia afuera el contenido interno.

La edad de bronce es a partir de la oposición. En este tramo el calor ha provocado sequedad. La sequedad es separación, y la oposición es enfrentamiento. Se confronta al punto original. Pero como en toda confrontación, ambos contendientes son dos extremos de la misma cosa. El que confronta al origen y el origen, son uno solo. La separación entre espíritu y materia. La edad de los héroes que se rebelan contra la tiranía de los dioses. La lucha necesaria para purificar el espíritu e iniciar la segunda mitad del recorrido, el retorno. La inocencia se ha perdido por completo, y el hombre maduro debe confrontarse a sí mismo para llegar a ser un héroe. Héroe es quien vence sus propios límites y se supera a sí mismo.

La edad de hierro llega en el último cuarto. Después de la segunda cuadratura. Cuando la sequedad se ha tornado en frío. El frío que contrae y se repliega sobre sí mismo. La vida se ha retirado y todo debe ser destruido y corrompido. Se abona la tierra con los restos de lo que quedó y que algún día fue. Es el marchitarse de la flor y el fruto, que al caer a la tierra le brindarán nuevamente su semilla. El recogimiento sobre sí mismo luego de haberse purificado, para retornar limpio al punto de partida, en donde comenzará un nuevo ciclo.

Quien recuerda recorre el ciclo en sentido inverso. Tiene la habilidad de proyectarse hacia adelante o hacia atrás, desde cualquier punto de la historia. Lo cual es posible únicamente para aquel que está en el presente eterno y no es arrastrado por la fragmentación del ciclo, porque está más allá del tiempo. Ese conoce que el origen es el punto de partida y de llegada, el final y el principio, y observa todo desde el centro de sí mismo. Porque el centro está en todos lados y la circunferencia en ninguno.